lunes, 12 de diciembre de 2011

La Odalisca

Odalisca me llaman, a mí y cien mujeres más. Viviendo entre paredes, siempre hemos de estar. Aquí nací, aquí crecí y aquí pereceré.

Odaliscas nos llaman, mas la gente de fuera nos llama esclavas. Jamás he salido de este encierro, entre paredes de mármol y mándalas vitral he crecido. La luz del sol jamás la he sentido, solamente la que se filtra por las ventanas es toda mi luz y la tierra bajo los pies es solamente un mito.

Más, al contrario de otras ¡ni siquiera me atrevería a pensar en escapar! ¿Qué haría allá fuera? No sé hacer nada más que servir a las concubinas del sultán, aquellas que se creen demasiado por tener un lugar especial, las que creen que pueden ser sus esposas pero saben que como todas, moriremos siendo usadas. ¿Para qué escapar? Si no sé hacer nada. Criada como simple esclava siempre he sido. No poseo ni belleza, ni talento fenomenal.

Sé que aquí moriré, se que jamás saldré. Así que ¿para qué pensar en salir? Como otras ilusas que piensan que afuera es un lugar mejor. Yo sé que siempre es la misma historia, serán esclavas en cualquier lugar al que vayan. Siempre me lo han dicho, somos mujeres y no valemos nada. Mejor me quedo aquí, donde hago lo único que sé hacer, donde estoy en un lugar que conozco, donde aunque nuestro amo jamás conozca mi nombre, aunque jamás se dé cuenta de mi existencia, tendré un lugar donde vivir.

Sí, soy una esclava, esclava de las esposas y de las concubinas. Aquellas que tuvieron la suficiente suerte para ser unas prostitutas. Las más listas consiguieron salir preñadas, y en esposas del rey se convirtieron. Aquellas que se les sube el ego, aquellas pocas que resaltan entre las cientos de esclavas más, las que llevan mejores ropas y hermosas joyas. Que tienen una alcoba para ellas solas. Pero, ¿qué consiguen con esto? Jamás saldrán de aquí, y como todas las demás siguen siendo presas en una mansión. Las que entregaron su cuerpo y en objetos de placer se convirtieron. Las que destacan con sus talentos, ¿para qué les sirve esto? El jamás se aprenderá sus nombres, y si suerte tienen lo verán más de una vez.

Odalisca me llaman, condenada a la muerte. Sin nada que hacer más que vivir entre velos, entre perfumes y la desdicha del miserable castillo de falsas opulencias.

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