Para Diego Márquez
No sé por qué, pero últimamente me he estado acordando mucho de ti. Es decir, todos los días inconscientemente te recuerdo, pero ahora los recuerdos son más recurrentes y más directos. Como al principio.
Todavía tengo la imagen perpetua de tus ojos verdes profundos, todavía puedo recrear en mis recuerdos tu risa alegre, tu voz, tu sonrisa. Recuerdo al principio como te extrañaba, tu recuerdo constante me perseguía inconscientemente y la tortura de tus memorias invadía mi mente, invadía mi alma, me invadía a mí. Y no podía hacer nada al respecto.
Alguna vez te escribí una última carta, te la leí, te la dejé, y te lloré. Alguna vez te dije que iba a ser la última vez que te hablaba, que te trataba de buscar entre el infinito. Pero, nunca hubo mentira más grande que esa.
No te quiero cansar diciéndote siempre lo mismo, pero ¿Qué más puedo decir? No encuentro más. No encuentro nada más que seguirme lamentando. ¿Lamentar qué? No lo sé, tu pérdida tal vez, una pérdida en la que yo no tuve nada que ver.
No sé si te hayas dado cuenta, pero desde entonces nunca más te he vuelto a visitar. ¿Seré cobarde? A lo mejor trato de evitar la nostalgia.
Bueno, me despido de ti como tantas otras veces, deseándote lo mejor como siempre. Espero que donde quiera que estés, no nos hagas caso. A veces es más lo que aparentamos que lo que de verdad sentimos, conel tiempo lo podremos superar. Como según yo, ya lo hice.
No sabes cuánto te quiero, cuánto te quise y cuanto te querré. Por favor, cuídame como lo has hecho todo este tiempo.
-M. Zérega
P.D. Sigo pensando que tienes el nombre más bonito de todos.
P.D.D. No sé cómo hacerte llegar esta carta.

No hay comentarios:
Publicar un comentario