¿Por qué me atacas de esa manera noche tras noche? Desdichado sea mi sueño del que privas, oh insolente inspiración.
¿De qué modo te atreves a jugar con mis pensamientos mientras me desvelo acostada en mi cama? Siempre me atacas cuando estaba punto de ceder a Morfeo, y me obligas a sentarme, recargada en la pared; a visualizar perpetuamente la pared adornada con telas verdes.
Siempre me atacas, insolente inspiración, cuando me encuentro cercana al sueño que mi cuerpo cansado, reclama. Pero el frío me azota tiranamente, y yo; ignorando tus súplicas, me envuelvo entre mis telas de suave y tibio tacto.
Cuántas ideas no han surgido, y cuántas mas, muchas más se han perdido entre mis sueños y el testarudo frío que no me deja plasmar sobre ningún papel aquellos brotes de poesía de sin razón alguna emergen de mi imaginación.
Dime inspiración, ¿cuántas veces más jugarás con mi memoria? ¿Será acaso que solamente dejas en mis recuerdos las ideas que de verdad valen la pena? ¿Será acaso que te gusta hacerme pensar y pensar en la mañana que fue lo que mi mente maquinó la noche anterior? Jamás te entenderé, inspiración seductora.

No hay comentarios:
Publicar un comentario