miércoles, 18 de enero de 2012

Yo no soy Magdalena.

Debajo de las escaleras que hipnotizan, con su forma de caracol te escondes. Yo sólo veo tu sombra y nada más. Escucho tu respiración agitada y nerviosa, y en silencio suplico que no te percates de mi presencia, oculta tras la pared.

¿Dónde estás ahora? Que no te vi partir jamás. Has dejado tu lugar vacío y yo parece que estoy clavada al mismo suelo de siempre. ¿Dónde estoy yo ahora? Que no veo nada, no siento, ni percibo el aroma que se desprende de la vida.

¿Y si te acercas un poquito más? Por favor, que quiero sentirte. Porque quiero tenerte conmigo, quiero tenerte a mi lado. No te vayas. Si te vas, ya no existes.

Sigo las huellas que dejaste sobre la tierra después de la lluvia, y me llevan a más allá de lo que no conocía. Te ves tan lejano, sólo logro distinguir tu sombra. Entre el azul del cielo, entre lo blanco de la brisa.

¿Tú me seguirías? Si dejara mis huellas en el barro, si olvidara algo y me buscaras con ese pretexto. Si solamente hubieras visto mi sombra, si jamás me hubieras visto con mi velo de distancia que se interpone entre el mundo y yo. ¿Vendrías conmigo?

Y te acercas, y te vas. Como esperando a que yo vaya por ti. Y te alejas un poquito más. Entonces, yo me alejo también, para ver si así te acercas. Y te vas, y me voy.

Te comportas como un niño, y esperas que yo reaccione como tú. Que llegue y te llore un mar de lágrimas caprichosas y lave con ellas tus pies. Pero dime, ¿existe una razón para que eso suceda? Yo no soy tu Magdalena para irte a llorar, porque no lloro mas de una vez al año.

Detrás de una roca veo salir una de tus piernas. Como siempre te escondes de algo que no conozco. Camino lentamente, para no desconcentrarte, para no provocar ningún ruido, para que el silencio siga como debe de estar. Y me acuesto en el suelo.

¡Cuánta brisa y cuánto frío hace! Mira como las gotas se quedan en tu cabello. ¿No tienes frío? Estás descalzo y tus manos se sienten como el hielo.

¿Qué ganas con perderte en el tiempo? ¿Qué ganas ocultando tu existencia? Más soledad que la tuya no existe. Y tu sombra jamás me perdonará el seguir tus huellas por simple curiosidad. ¿A dónde me llevarán? Cada día la duda se vuelve más entera, y la forma en que se va descubriendo el camino debajo de las olas, me hace pensar que a dónde vas es a ningún lugar.

¿Comerías mi carne si yo muriera? Yo no sé si sería capaz. Al parecer tú te comerías a ti mismo por el simple placer de matarte.

viernes, 13 de enero de 2012

Esperanza

Esperanza, ¿por qué te fuiste? No me has esperado, como lo habías prometido.
Porque tu luz, se apagó y mil lágrimas de tristeza la persiguieron.

Esperanza, no te conocí jamás. Sin embargo, el hecho de saber sobre tu existencia me hacía felíz.
Me llenaba de una especie de cariño puro y nostálgico que me hacía querer recorrer kilómetros para conocerte.

Esperanza, escúchame donde estés.
Porque estoy contenta de que aunque sea mi retrato conociste, que moriste tranquila.
Que tu espíritu fuerte sigue aquí.

Esperanza, ¿por qué no me esperaste?
Si ya no faltaba mucho tiempo para mi llegada.
Y yo, tantas veces quise ir hacia ti, y cuando lo iba a hacer, despareciste.

Esperanza, yo quería escuchar tu voz.
Abrazarte y conocerte, no solamente en mi imaginación.

Esperanza, Esperanza, ¿por qué ya no estás?

lunes, 9 de enero de 2012

Si haces las despedidas largas, por favor haz que no equivalga con la soledad que siento cuando te vas. Porque haces que en las noches me sienta más sola, acompañada de ti. No es posible que desde entonces pase mis días contemplando la posibilidad de encontrarte, y que no veamos la indiscutible realidad.

Lo sabemos, mas no queremos admitirlo. Y es que, si nos ponemos a pensar en la ridiculez del tiempo, nos daremos cuenta de que son bastantes los años. Y si no lo aceptamos, seguiremos con esta ilusión, en la que tú tomas su lugar y yo soy el mundo que se deja llevar por él.

Lo que pasa, es que nunca hemos puesto resistencia y algún día de estos nuestras murallas caerán. Tu lo sabías, a mí nunca me importó. Como todas estas cosas, lo tomé simplemente como un juego y para mí, nada de esto era cierto.No sigas así que pronto nos podremos arrepentir, no sigas así que nos volveremos esclavos de nosotros mismos.

Aún continúo sintiendo tu mirada clavada en mis labios, y el debate que mantenías en silencio; entre continuar o no. Y sé que todavía sientes mi aura de duda, en saber si no es una estupidez lo que estamos haciendo. Ahora, tendremos que esperar que el tiempo diga, o esperar a que se nos pase ésta obseción. Cualquiera de las dos cosas que sucedan, el olvido jamás se apoderará de nosotros, y continuaremos dudando y dudando y dudando...

domingo, 8 de enero de 2012

Si voy a buscarte, ¿Cómo sé que voy en el camino correcto?
Tantas veces lo he intentado, pero a la mitad me rindo y me siento.
Y es que últimamente he pensado mucho en esto.
He pensado en qué eres, qué soy y qué sería.
No es miedo ¿sabes?
Muchos creen que lo es.
Pero es que simplemente que desde antes de nacer, me resigné a la soledad.

Sin Nombre

Cuando puedo ver el amanecer, el cielo está nublado.
El vapor de mi taza de café, recrea tu rostro y tu voz.
¿Qué pasaría si no nos hubiéramos conocido?
Todo sería diferente, me dices.
Todo sería igual, te respondo.
¿Por qué?, preguntas con tu malo intento de mirada profunda
Y yo te digo ¿Quién te llamó? ¿Qué haces aquí?
Con mi mano borro el dibujo que se creó en el aire.
Respiro el humo que desprende el tabaco,
Y siento como la brisa marina cubre mi piel.
¡Qué lástima que cuando puedo ver el amanecer, el cielo está nublado!
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