martes, 1 de noviembre de 2011

El fracaso, la derrota, una mente abierta.

Éste escrito no es un poema, no es un cuento, no es una historia. Más bien es una anécdota. No habla sobre amor, no habla sobre la inspiración que me produce un atardecer ni nada de eso. Habla de mí, de mi vida. Y te lo cuento a tí quien quiera que seas porque me quiero desahogar con alguien, quiero contar mi historia, quiero que sepas que es lo que siente alguien que de verdad no sabe que está haciendo en este momento.

Y aunque debería de estar trabajando para arreglar mi error, me pongo a escribir. ¿Por qué? Porque escribiendo es la única manera en la que siento que al hacer nada estoy haciendo algo útil. Porque quiero desquitar mi furia con mi pobre teclado amenazado por la fuerza de mis dedos y mis manos que escriben sin parar.

Muy bien, entonces sin más preámbulos empezaré, que nada se me hace más patético que la gente que la da vuelta a las cosas y no se centra en lo que es.

Imagínate, pararte frente a un grupo de gente, enseñarles un arte y que al principio todo vaya muy bien, cada vez va más gente que hasta llega el momento en que no cabe en el lugar. Pero de repente, poco a poco el lugar se empieza a vaciar. Así que alguien te da un consejo y le vuelves a echar ganas, te entusiasmas y todo va incluso mejor que al principio. Sale una oportunidad para demostrar lo que haces en público con y al momento de querer hacer lo que querías tu herramienta de trabajo falla. Y tienes menos de un mes para prepararte a tí y a tu grupo. A la siguiente vez tratas de arreglarlo y por alguna razón del destino falla. Se pierden una semana. Piensas que ya tenías la solución y todo parecía perfecto y falla de nuevo. Todo se echa a perder. Se pierden dos. Y poco a poco todo va decayendo y lo que algún día fué un imperio, hoy no es mas que polvo.

La misma persona te da un consejo, pero esta vez siendo más agresiva y mezclado con la furia que contenías por el fracaso recién ocurrido, sólo contestas con un silencio.

Llegas a tu casa, te sientas en completa oscuridad y buscas la relajación para reflexionar en cualquier escapatoria del alma. Por ejemplo, en un instrumento. Te sientas, te relajas y te dejas sumir por el espíritu de aquella melodía; piensas, piensas, piensas, piensas sin cesar; y tu mente no dice nada. Completo silencio, lo único que ocupa tu mente es esa canción jamás escuchada que tus manos producen sin saber cómo ni por qué. Es un trance.

Y de repente, el mínimo ruido de algún automóvil que pasa a lo lejos te desconcentra. Y llegan como una avalancha todas aquellas ideas que siempre buscaste. Las respuestas a las preguntas que nunca quisiste hacer.

Y la desconfianza que te crea contarle algo a un conocido, te da la confianza de decírselo a decenas de gente que no conoces. Y así cuentas tus problemas, cuentas tu vida, cuentas tu historia. Y así ésta mente que no piensa en nada en este momento más que en hablar a través de unas simples letras conjuntas cuenta algo que tal vez para tí no signifique nada, pero para mí es mi vida. Y en vez de trabajar, te sientas a escribir.

¿Por qué? Porque después de que el alma gritó toda la furia que contenía, la mente cobra vida propia y después de repetir infinidad de veces aquél ''dum tak tak ka'', empieza a hablar con coherencia.

Nada de lo que escribí tiene sentido a simple vista, pero lee y piensa, lee y piensa y te dará las respuestas que a mí me dio. Cierra los ojos, ciérralos y piensa en tu vida, en tu presente y trata de mejorarlo.

Y si está bien, mejóralo mas, nunca, pero nunca te conformes con lo que tienes y jamás de los jamases pienses que tienes el mundo en tus manos, porque cuando menos te lo esperes se esfuma como el vapor que produce tu respiración en una mañana helada.

Y puede sonar un poco trillado el repetirte estas palabras que todos escuchamos en donde quiera. Pero jamás dejarás de escucharlo hasta que les hagas caso. Y aunque no te consideres alguien débil (como yo incluso siento que soy algo dura), este tipo de detalles te marcan. Y te hacen hacerle cobrar un poco de sentido a la vida.

No hay comentarios:

Powered By Blogger