Me dejó pensando, a mi no me da miedo la muerte, me da miedo que pasaría. Y lo que me contestaron:¨Para qué te importa lo que va a pasar, si tu ya no estarías aquí. Por que habría de importarme el futuro?¨
Pero no me importa lo que me pasaría a mí, me importa lo que le pasaría a la gente que quiero. A lo que contesté ¨Lo sé, pero no quiero que las cosas queden así como así, quiero hacer algo que les ayude a que su futuro sea mejor del que sería si yo no hubiera hecho nada que los ayudara.¨
Y mi amiga me respondió: ¨Hemos provocado la ira de Dios, o tal vez no, pero ya llegó el momento.¨
Para responder eso no necesité pensarlo tanto, mi fé me llevó a contestar lo siguiente: ¨La ira de Dios se descargará sobre los que la provoquen, yo por mi parte creo que no he provocado nada que le cause verdadera molestia, a lo mejor sufro los daños; pero no las enteras consecuencias.¨
Yo en lo personal tengo mucha fé, inculcada por mis padres. Creo que nada de esto podría haber sido posible por pura casualidad, algún ser maravilloso, inmenso y poderoso nos haya dado nuestras almas, nuestras vidas.
A mi me gusta mucho rezar, me gusta cerrar los ojos y sentir armonía, que todo va a estar bien y que no pasará nada que Dios estará a mi lado y me protegerá de lo que sea.
No quiero que este se convierta en un asunto religioso, solo quiero dar a entender que la fé es lo que nos lleva a vivir.
No creo en religiones, creo en Dios.
No entiendo como la gente no puede creer en nada y seguir viviendo.
Entonces de donde viene la vida?
De donde vienen nuestras almas?
Eso es el corazón de todo.
Yo por mi parte, en estos momentos no me importaría morir. Estoy en paz; conmigo misma, con los demás, siempre a cada instante le recuerdo a mi familia cuánto los quiero y los amo, los mismo que con mis amigos. No tengo problemas con nadie y soy FELIZ
En todo el sentido de la palabra.
No hay razón alguna que me conlleve a pensar que siento tristeza, de ningún tipo.
Creo que por fin he entendido el significado de la palabra amor, de la palabra vida y de la palabra paz; porque ellas se resumen en una sola: FÉ.
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