Era de noche, una noche llena de luces, de ruido, de gente. Era de noche, y cada vez entre mas tarde, menos personas se encontraban. Era de noche y al caminar por aquella calle llena del elixir de Dionisio, entre una multitud se encontraba, aquella figura tan renombrada y tan peculiar. Y todo sucedió como siempre, se miraban y se reconocían desde la distancia, siempre compartiendo ese silencio de curiosidad.
Pasaron las horas, y de repente se acercaron mientras ambos en su mente recordaban aquella otra calle de noche, hace algunos meses, y aquella persona, de tan misteriosa existencia extendió su mano hacia hacia enfrente, y dijo:
-Hola; mucho gusto, me llamo...
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